Sembrad

En esta página queremos compartir el mayor regalo que podemos obtener. Jesus es quien nos da este regalo, la salvación de nuestras almas. Un día alguien nos habló de las enseñanzas de Jesús, lo que hizo y lo que padeció para darnos este regalo. Dios ha hecho su parte, lo ha dejado todo dispuesto para que tu te beneficies de todas las bendiciones espirituales. Solo tienes que mirar su palabra y ser sincero contigo mismo. Ante la situación en la que se encuentra el mundo (Romanos 3:23) es necesario hacer algo (Hechos 2:38). Le invitamos a que estudie con nosotros a través de esta página web, nos llame, nos escriba o nos visite. Estaremos encantados de estudiar contigo.

Quienes somos

  • UN NOMBRE BIBLICO

    Nos llamamos cristianos, sin otros apellidos o apodos. Las congregaciones se llaman Iglesias de Cristo como en Romanos 16:16: "Las Iglesias de Cristo os saludan". No se dice que una congregación es la iglesia del hermano fulano de tal. Este fue el error de los corintios quienes decían: "Yo soy de Pablo; y yo de Apolos; y yo de Cefas; y yo de Cristo". Pablo los reprendió con la interrogante: "¿Acaso está dividido Cristo?" (1 Corintios 1:12, 13).
  • UN CREDO INEFABLE

    El credo nuestro es la Biblia, único libro inspirado por el Espíritu Santo. Los credos de concilios, los catecismos, las disciplinas, ¿no son todos éstos nada más que obras de hombres falibles? Pues, no los admitimos sino que hablamos "conforme a las palabras de Dios" (1 Pedro 4:11), no yendo más allá "de lo que está escrito" (1 Corintios 4:6).
  • COMO ADORAMOS

    Si nos visitas, y lo puedes hacer en cualquier ocasión, sin compromiso, como observador, verás que adoramos "en espíritu y en verdad" (Juan 4:24). No encontrará ningún desorden ni alboroto, pues, sometiéndonos a las instrucciones del Espíritu Santo, hacemos "todo decentemente y con orden" (1 Corintios 14:40). Varones fieles y de buen testimonio dirigen los cultos. En cuanto a las hermanas, el Espíritu Santo ha ordenado: "Como en todas las iglesias de los santos, vuestras mujeres callen en las congregaciones" (1 Corintios 14:33, 34), añadiendo en 1 Timoteo 2:12: "No permito a la mujer enseñar, ni ejercer dominio sobre el hombre". Por lo tanto, en los cultos de la iglesia de Cristo las mujeres no dirigen ni predican.
  • COMO ORAMOS

    Para comenzar los cultos, elevamos una oración al trono de Dios. "Hay un sólo mediador entre Dios y los hombres, Jesucristo hombre" (1 Timoteo 2:5). Por lo tanto, oramos sólo en el nombre de Jesús. No oramos todos a la vez en voz alta, lo cual, si se hiciera, traería mucha confusión; sino que un hermano dirige, los demás asintiendo por medio de decir el "amén" al final de la oración.
  • COMO CANTAMOS (Sin instrumentos)

    Aunque le parezca cosa extraña, la única música que usaba la iglesia del primer siglo era vocal. Es la única que encontrará en la Iglesia de Cristo del hoy en día. No tocamos guitarras, panderetas, maracas, trompetas, acordeones, pianos, órganos, ni ningún otro instrumento. Cantamos. "Cantaré con el espíritu, pero cantaré también con el entendimiento" (1 Corintios 14:15). "Hablando entre vosotros con salmos, con himnos y alabando al Señor en vuestros corazones" (Efesios 5:19). "Cantando con gracia en vuestros corazones al Señor con salmos e himnos y cánticos espirituales" (Colosenses 3:16). "¿Está alguno alegre, cante alabanzas" (Santiago 5:18). Al visitarnos, sería muy de nuestro agrado que cantara con nosotros, pero no haría nada fuera de orden de no hacerlo.

    Referente al culto celebrado por los judíos bajo el Antiguo Testamento, durante la era antes de la muerte de Cristo, sabemos que se usaban instrumentos. Pero, debiéramos entender que cuando el Señor fue crucificado, el Antiguo Testamento fue anulado, siendo quitado de en medio y clavado en la cruz (Colosenses 2:14-17). Ahora, textos tales como el Salmo 150 no están vigentes. La Iglesia adora según los mandamientos del Nuevo Testamento, no conforme a los del Antiguo Testamento. "Al decir: 'Nuevo Pacto', ha dado por viejo al primero, y lo que se da por viejo y se envejece, está próximo a desaparecer" (Hebreos 8:13).
  • COMO OFRENDAMOS

    Si asiste, como visitante, a una reunión de la Iglesia de Cristo, no se le pedirá nunca ofrenda alguna, ni se le ofrecerá en venta artículo religioso alguno. No somos como los que hacían del templo de Dios una "casa de mercado" (Juan 2:13-17) o "cueva de ladrones" (Mateo 21:12,13). Predijo el Espíritu Santo: "Por avaricia harán mercadería de vosotros con palabras fingidas" (2 Pedro 2:3). No somos de los que cumplen dicha profecía, pues no vendemos bizcochos ni pasteles, ni discos, cintas grabadas, revistas, libros o pañuelos ungidos, ni pedimos en las calles. Tampoco exigimos el diezmo, ya que la ley de diezmar fue abrogada al morir Cristo en la cruz.

    Cubrimos las necesidades de los santos mediante ofrendas dadas voluntariamente el primer día de cada semana. Esto es bíblico. No todos los días, sino "Cada uno dé como propuso en su corazón: no con tristeza, ni por necesidad, porque Dios ama al dador alegre" (2 Corintios 9:7). La ofrenda "será acepta según lo que uno tiene, no según lo que no tiene" (2 Corintios 8:12).
  • COMO CELEBRAMOS LA CENA DEL SEÑOR

    En los cultos celebrados el primer día de cada semana, los miembros de la Iglesia de Cristo conmemoran la muerte del Señor por medio de comer el pan sin levadura y tomar el jugo de la vid. Esta práctica es bíblica. Los primeros cristianos "perseveraban... en el partimiento del pan" (Hechos 2:42), o sea, en la cena del Señor. "Perseveraban"; es decir, partían el pan a menudo. ¿Cuando? Hechos 20:7 dice que lo hacían los domingos. "El primer día de la semana (domingo), reunidos los discípulos para partir el pan...". Otros textos, tales como 1 Corintios 10:16-22 y 11:17-34, enseñan cómo se debiera celebrar la cena. Desde luego, sólo los miembros de la Iglesia tienen derecho de comer la cena.

  • COMO SER MIEMBRO

    Tú también podrás tener la dicha de comer la cena y gozar de muchas otras bendiciones en Cristo al hacerte miembro de esta Iglesia auténticamente bíblica. A fin de lograrlo y así salvarte, sólo tienes que hacer lo que dijo Cristo. "El que creyere y fuere bautizado (sumergido), será salvo" (Marcos 16:16). Dijo Pedro: "Arrepentíos, y bautícese... para perdón de pecados" (Hechos 2:38). Si cree, se arrepiente y se bautiza, Cristo le añadirá a Su Iglesia (Hechos 2:47), y, perseverando en santidad, estará, preparado para el día cuando el Señor venga para llevar su pueblo a la gloria celestial. Pues, ¡sea salvo ahora! Conviértase a Cristo. Bautícese cuanto antes y hágase miembro de una congregación regida por las doctrinas y normas del Nuevo Testamento. Dios te bendecirá ahora y siempre.
       
¿Qué debo hacer para ser salvo?

Hechos 2:38. "Pedro les dijo: Arrepentíos, y bautícese cada uno de vosotros en el nombre de Jesucristo para perdón de los pecados; y recibiréis el don del Espíritu Santo."


OÍR


Romanos 10:17. "Así que la fe es por el oír, y el oír, por la palabra de Dios."


CREER


Juan 8:24. "Por eso os dije que moriríis en vuestros pecados; porque si no creyereis que YO SOY, en vuestros pecados moriréis."


ARREPENTIRSE


Hechos 17:30. "Pero Dios, habiendo pasado por alto los tiempos de esta ignorancia, ahora manda a todos los hombres en todo lugar, que se arrepientan;"


CONFESAR


Hechos 8:36,37." Y yendo por el camino, llegaron a cierta agua, y dijo el eunuco: Aquí hay agua; ¿qué impide que yo sea bautizado?
Felipe dijo: Si crees de todo corazón, bien puedes. Y respondiendo, dijo: Creo que Jesucristo es el Hijo de Dios."


BAUTIZARSE


Marcos 16:16. "El que creyere y fuere bautizado, será salvo; mas el que no creyere, será condenado."


SER SALVO


1ª Corintios 15:1-2. "Además os declaro, hermanos, el evangelio que os he predicado, el cual también recibisteis, en el cual también perseveráis;
por el cual asimismo, si retenéis la palabra que os he predicado, sois salvos, si no creísteis en vano."


¿Qué te detiene?


Dios quiere que todos los hombres se salven. Las condiciones son simples y fáciles de llevar a cabo. Para arrepentirse es necesario haber escuchado la palabra de Dios. Escuchándola aparecerá nuestra fe. La palabra de Dios es la que va a declararnos que vivíamos en pecado. Lo cual nos va a llevar a un estado de tristeza por reconocer nuestra situación apartada de Dios. Pero sabemos como volver a Dios, solo tenemos que confesar que Jesús es el Cristo, el Hijo de Dios, y bautizarnos, es decir, sumergirnos completamente debajo del agua, para perdón de nuestros pecados. Una vez hechos estos pasos tan simples solo tendremos que caminar conforme a los mandamientos de nuestro Señor y perserverar hasta el fín.

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